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La calidad del aire interior de nuestra casa o oficina puede estar hasta 5 veces más contaminado que el aire del exterior. Los estudios muestran que los contaminantes del aire interior son responsables de algunas enfermedades. ¡Purificar el aire interior en tu hogar, oficina, centros de enseñanza y lugares públicos, puede proporcionarte la solución a problemas invisibles!
Purificar el aire interior puede ser fácil con los Purificadores de Aire Fellowes®, con su proceso de filtración en 4 etapas, eliminan con seguridad el 99.97% de contaminantes del aire, tan minúsculos como 0.3 micrones. Además, hay muchas otras formas en las que se puede reducir la cantidad de contaminantes del aire. Haz clic aquí para obtener más información.
Un metro cúbico de aire puede contener hasta 15.000 virus de la gripe. En una encuesta realizada a 1.000 trabajadores, más de un tercio confesó que creen que deben ir a trabajar incluso cuando están enfermos*, contaminando el aire con sus virus y gérmenes.
437 granos de polvo contienen cerca de 42.000 ácaros. Cada ácaro expulsa unas 20 partículas al día en el aire que respiramos.*
Casi cualquier cosa puede ser un alérgeno para alguien. Los alérgenos más comunes son el polen de árboles y pastos, ácaros y moho.* Una alergia a estas sustancias puede causar mucosidad en la nariz, picor de ojos y paladar e incluso erupciones cutáneas. Esto hace que repercuta en el sentido del olfato, la vista, el gusto y el tacto causando irritación.
Los olores de los rotuladores, tintas, pegamentos, líquido corrector, el tóner de las impresoras y otros productos químicos en la oficina pueden emitir vapores a temperatura ambiente, que con el tiempo pueden causar síntomas similares a la inhalación de formaldehido, (compuestos orgánicos procedentes de pinturas, barnices, disolventes, etc.)
Se estima que entorno al 10% y el 15% de la población puede ser alérgico a los animales. Animales de pelo corto, largo o sin pelo contribuyen a la contaminación del aire interior. No hay nada tan hipoalergénico como el pelo de perros o gatos.
Sistemas de aire acondicionado central pueden convertirse en criaderos de moho, hongos y otras fuentes de gérmenes como virus y bacterias, que luego se pueden distribuir a lo largo de la oficina, centros de enseñanza, en casa o en cualquier otro lugar público.*
El formaldehido se encuentra en el mobiliario de oficina, madera contrachapada, tableros de aglomerado y muchos otros productos. A medida que se deteriora, el formaldehido desprende vapores que pueden causar la sensibilización e irritación de los ojos y las vías respiratorias, incluso en niveles bajos.
Las sillas tapizadas contienen ácaros que empeoran los síntomas del asma o alergias. Estas partículas de polvo se liberan en el aire cada vez que alguien se sienta.*
Una alfombra puede llegar a tener 8 veces su peso en suciedad, pesticidas y otras toxinas (como fluidos automotores de los aparcamientos y los plaguicidas del césped) traído en los zapatos y los pies, incluso descalzos. Una vez secas, estas toxinas se convierten en partículas aerotransportadas.
Los suelos de madera utilizan a menudo adhesivos que contienen formaldehido que finalmente se convierte en vapores químicos en el aire.
La mesa donde trabajamos puede tener un promedio de hasta 100 veces más bacterias que una cocina. Comer en la mesa de la oficina, en la hora del almuerzo o simplemente colocar una taza de café aumenta los niveles de bacterias.
Fuentes* Agencia de Prevención de Medio Ambiente, Revista Royal Societe Interface Departamento de Salud y Servicios Asociación Americana de pulmón Organización Mundial de la Salud Fundación de America del asma y la alergia Alergia UK Fundación Europea Pulmonar