Un buen purificador de aire con filtro HEPA puede reducir el riesgo de propagación de virus y de agentes contaminantes al eliminar casi todas (el 99,95 %) las partículas presentes en el aire con un tamaño de 0,3 micras3.
Las diminutas partículas víricas, emitidas al toser, al estornudar e, incluso, al hablar, no solo pueden viajar más de dos metros, sino que pueden acumularse en zonas con poca o ninguna ventilación, y permanecer en el aire durante horas.
Sin una ventilación o purificación del aire adecuadas, las partículas en aerosoles son lo suficientemente pequeñas como para quedarse suspendidas en el aire durante un periodo de tiempo significativo, en el que se pueden inhalar o transportar al interior del sistema respiratorio de las personas4, y posiblemente causar un resfriado, una gripe o un brote vírico.